Un tema que a mí siempre me gusta dejar en claro que una moneda fuerte, sin inflación no implica desarrollo económico. Son dos cosas distintas. Un programa monetario para desterrar la inflación es una condición necesaria para el desarrollo económico, pero no suficiente. El desarrollo económico requiere reformas estructurales en un país como la Argentina.
¿Cuáles son los pasos a dar para tener una moneda fuerte?
Para evitar que el peso se siga devaluando frente al dólar es necesario retardar el gasto deficitario que se financia a través de una inflación continuada.
Desde el punto de vista de la técnica monetaria la estabilización de la relación de cambio de una moneda nacional frente al dólar menos inflado que el peso es una tarea sencilla.
El primer paso a dar es evitar todo aumento en la cantidad de dinero interior. Esto detendrá la constante devaluación del peso. Tras algunas oscilaciones aparecerá algún tipo de cambio estable cuyo nivel dependerá de la paridad del poder adquisitivo.
Esta estabilidad no podrá durar indefinidamente. Mientras el dólar prosigue financiando con emisión monetaria los déficits fiscales de EE.UU., el peso, por su parte quedará congelado ni bien alcance la base monetaria amplia que es de 47,7 billones de pesos. Esto fue lo que dijo el Ministro Caputo al iniciar la segunda fase de su plan.
Argentina tendrá entonces una moneda rígidamente limitada si se cumple con la promesa presidencial.
Si esto es así no podrá haber correspondencia entre los movimientos de los precios de las mercancías en el mercado argentino y del resto del mundo. Si los precios en dólares suben, los mismos precios en términos de nuestra moneda o suben menos o bajan. Esto significará que la paridad del poder de compra estará cambiando.
Emergerá una tendencia hacia una elevación del precio del peso expresado en dólares.
Cuando ese momento llegue habrá llegado el momento propicio para completar la reforma monetaria.
Deberá promulgarse el tipo de cambio que en esta coyuntura prevalece en el mercado como la nueva paridad legal entre el peso y el dólar. El principio fundamental que habrá de aplicarse en adelante es la incondicional convertibilidad a ese tipo legal del peso con el dólar.
Un hecho que quiero destacar es la dinámica de esta convertibilidad. La cantidad de pesos quedaría totalmente limitada. No así la del dólar ya que es una moneda que se emite constantemente. En la dinámica el peso constantemente se ha de revaluar frente al dólar (bajo el estricto supuesto que no se ha de emitir un solo peso más). En la dinámica la convertibilidad a determinado nivel de peso contra el dólar termina con la discusión si el tipo de cambio está atrasado. ¿Por qué? Porque los precios contra el peso tienen deflación y contra el dólar inflación. Al fijar un tipo de cambio convertible evito la deflación interna. Tan nefasta como la inflación.
La reforma se concreta en dos medidas:
La primera consiste en acabar con la inflación poniendo una barrera infranqueable a todo ulterior aumento en la oferta de dinero. Es decir, el punto que no se puede negociar es y será el superávit fiscal.
La segunda medida consiste en prevenir la relativa deflación que la primera medida, al cabo de algún tiempo, podrá producir en términos de otras monedas (por ejemplo, el dólar) cuya oferta no está tan rígidamente limitada.
Para llevar a cabo toda esta arquitectura se necesita un pequeño préstamo por parte de bancos privados u organismos internacionales. Ningún otro acuerdo, al margen de este acuerdo preliminar, deberá negociarse.
Hasta aquí he seguido paso a paso la propuesta de Dinero Fuerte de Ludwig Von Mises escrita en el año 1952, en el último capítulo de su libro “La Teoría del Dinero y del Crédito”
Consideraciones finales:
Un esquema de convertibilidad implica emitir pesos a cambio de ingresos de dólares al Banco Central o la Agencia de Convertibilidad, en caso que esta se cree.
Personalmente creo que este esquema puede llegar hasta que la base monetaria restringida alcance la base monetaria amplia, lo que implicaría una emisión de prácticamente el doble de la actual base monetaria, pero esta emisión no genera inflación ya que con libertad cambiaria y eliminado el cepo cambiario toda demanda de pesos será genuina. Algo que hoy es incierto con cepo cambiario. El aumento en la demanda de dinero y la confianza en el plan económico por parte del público permitirá el aumento de la emisión sin afectar el nivel de precios, a esto también debe sumarse que el incremento de la actividad juega en el mismo sentido.
Tengamos en cuenta que según la teoría monetaria moderna la inflación es:
Inflación = emisión monetaria – crecimiento del pbi – incremento de la demanda de dinero
Aumentos en el pbi así como en la demanda de dinero al tener una correlación negativa con la inflación reducen la misma.
Una vez alcanzada la pauta de $ 47.7 billones de pesos se podría ir a un esquema de tipo de cambio libre, en donde paulatinamente se iría a un esquema de dolarización de hecho de la economía porque por Ley de Gresham desaparecería el peso de circulación. La moneda mala reemplazará a la moneda buena ya que esta será atesorada por los ciudadanos.
¿Y porque buscaríamos esto? Por algo muy simple. El dólar no es una moneda que puedan emitir los políticos argentinos. Independizaríamos la economía de la política.
Quedan para una etapa posterior el cierre del Banco Central y la conversión financiera para que los bancos solo puedan tomar depósitos provenientes de ahorros genuinos y eliminar la posibilidad de apalancamientos que generen burbujas financieras. Pero esto no es un problema ni a corto ni a mediano plazo.
En el mientras tanto, la política económica deberá garantizar que el gasto público se diluya en el pbi para poder bajar impuestos y motorizar el desarrollo económico.
Pero esto ya es otro tema y harina de otro costal que no pretende encarar este simple análisis de un posible programa monetario.
¿La última pregunta que me haría a mí mismo es porque un tipo de cambio fijo en un gobierno libertario? Porque sería, desde mi punto de vista, la única forma posible de evitar las nefastas consecuencias de la deflación.
Para consolidar la libertad total de monedas habría que declarar al dólar moneda de curso legal. Con capacidad para cancelar deudas y pagar impuestos.
Un tema adicional, para el caso argentino, es que levantar el cepo cambiario, desde mi punto de vista, implicará un ingreso de dólares masivo. A esto hay que sumarle el RIGI que está poniendo todos los incentivos en la inversión en bienes transables lo que implicará en un plazo de 5 años un incremento sustancial de las exportaciones y de ingreso de divisas en la economía.
Sé que la crítica de los liberales será. Liberal y tipo de cambio fijo. ¿No es un oxímoron? La verdad es que si no se pone un tipo de cambio fijo la revaluación de la moneda puede ser tan fuerte que será imposible atender los tiempos que necesita acomodar los costos argentinos a la competencia internacional. Y este para mi puede ser el talón de Aquiles del plan económico.
Será necesario, desde mi punto de vista, un tipo de cambio sobre convertido, a diferencia de lo hecho por Cavallo. Y manteniendo a rajatabla el superávit fiscal para no caer en el endeudamiento externo para financiar gastos corrientes.
En este contexto el dólar paralelo, el dólar Blue, debería cotizar por debajo del oficial.
Alberto Suárez

Licenciado en Economía egresado de la UBA.